lunes, 26 de agosto de 2013

Entrevista a Humberto Maturana

Nota: El cierre de esta primera etapa de los cursos inter-semestrales, se hace con esta entrevista al filósofo Humberto Maturana; con la idea de darle un sentido concreto a la aproximación de la ética al conocimiento. Así mismo, se discrimina a continuación, las calificaciones de los grupos de tarea que participaron:
-http://emprendedoresseccionc.blogspot.com   CALIFICACIÓN FINAL: 4.92/5.00
-http://contadoresis2013.blogspot.com  CALIFICACIÓN FINAL: 4.84/5.00
-http://equipovirtual13.blogspot.com CALIFICACIÓN FINAL: 4.96/5.00
-http://contadorespublicosunellez.blogspot.com  CALIFICACIÓN FINAL: 4.80/5.00
-http://eticaprofesionalgrupo2.blogspot.com  CALIFICACIÓN FINAL: 4.76/5.00



                              FOTO: Una gota de vino vista a través de un microscopio de alta resolución
Teoría biológica del conocimiento
Humberto Maturana revolucionó el mundo de la ciencia con su teoría biológica del conocimiento, que afirma, entre muchas cosas, que no se puede hacer referencia a una realidad independiente del hombre.
Su laboratorio en la Facultad de Ciencias de la Universidad de Chile queda a trasmano. Y para entrar en él hay que tocar una campana. El mismo abre la puerta. Y es un mundo distinto el que hay tras la puerta de madera. Un pizarrón rayado con signos ininteligibles, muchos libros, armarios antiguos. Humberto Maturana conversa con un colega. Parece otro idioma. Imposible entender de qué hablan con tanto entusiasmo. Es canoso, ruliento, de andar armonioso y cuerpo menudo. Su mirada es algo inquieta. Viva. Comienza una frase, se silencia un momento, y de pronto le comienzan a brillar los ojos y cuenta algo increíble. Una historia mágica, que parece que recién hubiera inventado. Y sus manos se mueven, los ojos de niño miran desafiantes y sus palabras, precisas y moduladas, transportan a una realidad insólita. Es mágico Humberto Maturana, con esa pinta de genio loco, de sabio griego, de niño grande. Pero lo es sin querer serlo. Muy natural, muy cálido, muy acogedor es este biólogo-genio, destacadísimo conocido en todo el mundo por sus teorías.
Nació en 1928. Sus padres se separaron cuando era muy pequeño. Dice que era un niño común y corriente. Pero no era tan así la cosa. Era anteojudo y le decían "guatón". Y se arrancaba todos los días del colegio. Se iba derecho para la casa. “La mamá me mandaba de nuevo al colegio al día siguiente. Y yo me volvía a arrancar. Es que estaba mejor en mi casa... Era un niño pícaro y no de muchos amigos. Con esto de irme del colegio aprendí a leer a los nueve años", dice, y de inmediato agrega que "a los once años ya tenía ciertas preocupaciones fundamentales. El lenguaje me interesaba. Me fascinaba la idea de que uno pudiera usar el lenguaje para maldecir o bendecir. Que en la brujería se hiciesen sortilegios y encantamientos con palabras... Que el nombre de Dios fuese secreto según la tradición judía o, en general, que se pensase en algunas culturas que el conocimiento del nombre íntimo de otro le diese a uno poder sobre él o ella".
"Pensé que moriría"
Lo de los nombres le siguió dando vueltas. Varias veces en su vida se ha cambiado de nombre. Un día decidió que se iba a llamar Sasha y no Humberto. Y que iba a usar su apellido materno, Romecín,  en vez del paterno, porque no había vivido mucho con su padre. Llegué al colegio un día y dije "no me voy a llamar más Humberto Maturana, sino que Sasha Romecín. Y eso debe haber sido muy serio, porque meses atrás me encontré con un antiguo compañero y me gritó: "Sasha Romecín cómo te va?..." La verdad es que si no me decían Sasha no contestaba ni a los profesores". Pero se cambió nombre una vez más. Tubalcaín se puso. "No me atreví a ponerme Caín. Lo que pasa es que estuve leyendo sobre Caín y encontré a Jehová completamente injusto. Y pensé que él lo había provocado para que matara a Abel con su rechazo.
El le había provocado la envidia. Era Jehová el responsable de la muerte de Abel. Y para reivindicar a Caín me puse Tubalcaín, que es el nombre de un hijo de Caín. Tenía como 17 años".
Después llegó a la universidad y no pudo evitar llamarse Humberto Maturana. El año 48 entró a estudiar medicina a los tres meses lo tuvieron que hospitalizar Y ahí volvió a cambiarse el nombre. "Quería ponerme un nombre que no tuviera nada que ver conmigo, porque no era yo el enfermo. Era otro señor. Y me puse Irigoitía. Y no hace mucho fui al Hospital Salvador y me encontré con uno de los asistentes que me cuidaron en esa época y me dijo "señor Irigoitía, qué gusto de verlo...".
Estuvo bastante grave. Lo único que le preocupaba era su madre, que sufría mucho por él. Pensó que iba a morir. "Recuerdo que tenía una pieza solo. Tal vez me la dieron porque yo había sido estudiante de medicina. Esto era en el pabellón de los tuberculosos. Y un día se murió un enfermo de una pieza cercana y lo sacaron en una camilla. Lo dejaron detenido frente a mi puerta que estaba abierta. Yo lo miraba. Y escribí un poema" dice, y, con la mirada fija y brillante, comienza a recitar la primera estrofa:
"Qué es la muerte para el que la mira /qué es la muerte para el que la siente / pesadez ignota, incomprensible dolor que el egoísmo trae / para éste/ silencio, paz y nada para ése. / Sin embargo el uno siente que su orgullo se rebela,/ que su mente no soporta,/ que tras la muerte nada quede,/ que tras la muerte esté la muerte. /El otro, en su paz, en su silencio,/ en su majestad inconsciente siente / Nada siente / Nada sabe / Porque la muerte es la muerte / Y tras la muerte está la vida / Que sin la muerte sólo es muerte".
¿Magia?
Comenzó a mejorar. Y lo trasladaron al sanatorio de Putaendo. Otro año de reposo absoluto. Leía a escondidas. Dos libros en especial: “Así habló Zaratustra”, de Nietzsche, y “Evolución, una síntesis moderna”, de Julián Huxley. Se instalaba en el extremo del pabellón de reposo que era abierto. Desde allí contempló todo el ciclo de cultivo de un campo de trigo, desde la preparación de la tierra a través del crecimiento, la cosecha y la nueva preparación de la tierra, mientras ojeaba sus libros clandestinos.
—¿Y en toda la adolescencia tan especial nunca se enamoró?
—Sí, claro. Me enamoré profundamente de mi profesota jefa. Me encantaba, la encontraba muy linda. Además era muy buena amiga mía. Yo debo haber sido lo más impertinente del mundo. Andaba detrás de ella en cualquier circunstancia. Me las arreglaba para ir a su casa a verla los días domingo. Sabía dónde vivía y la iba a ver. A veces ella no estaba y me quedaba conversando con su mamá a quien ayudaba a coser, pegando botones, haciendo bastas... Hace poco yo estaba entrando a un banco y alguien me tomó por detrás diciendo: "Humberto Maturana”. Di vueltas y era ella. La abracé como quien puede por fin abrazar a alguien que ha querido abrazar siempre. 
—Después se casó y tuvo un hijo.
—Sí. Me casé cuando estaba en primer año de medicina. Tres años después nos fuimos a Inglaterra, y luego a Estados Unidos donde estudié biología. Nacieron dos niños. Estuvimos juntos 20 años. Y después nos separamos. Ahora Beatriz es mi mujer dice y la mira. Porque mientras conversamos. Beatriz apareció silenciosa y se sentó a escuchar. Es simpática Beatriz.
—Después de convertirse en doctor en  Biología en Harvard, volvió a Chile para ser ayudante en la escuela de medicina. Según cuentan, sus clases eran bien sui generis...
—Mis clases eran bastante locas, parece. Yo había convencido al profesor de la cátedra de que me dejase dictar un ciclo de seis clases sobre la organización de los seres vivos y el origen de la vida. Y para eso, hacía de todo. Así, una vez llevé una culebra en el bolsillo, para mostrar cómo el desplazamiento de la culebra dependía del terreno. Hablando del vuelo de las aves, me hice toda una colección de pajaritos de papel que yo hacía volar subido al escritorio del profesor. Un día él me vio tirando estos pajaritos de papel y se quejó...
“En otra ocasión yo estaba hablando sobre la predictibilidad de los fenómenos biológicos a partir de su regularidad. Tenía un anfiteatro lleno. Entonces, de pronto, meto la mano en el bolsillo y digo: "Aquí tengo un huevo para mi almuerzo. ¿Qué espera uno que salga de un huevo?" "¡Un pollo!", gritan todos. Y en eso el huevo se me cae y sale de él un pequeño ratón.
—¿Y cómo salió un ratón?
—Yo lo había metido dentro. El ratón corrió de un lado para otro, yo lo perseguía... Yo hacía teatro en mis clases. Pero al mismo tiempo era terrible porque aunque cada año hacía sólo cinco o seis clases no quería repetirme y tenía que inventar algo nuevo. Tuve tanta fama de profesor entretenido que venía mucha gente sólo a ver mi clase. La última clase que hice en medicina, en el año 69, tenía un anfiteatro lleno. Se sabía que era la última clase y hasta el decano asistió a ella. 
—Usted es un hombre de éxito, honestamente, ¿le gusta la fama?
—Honestamente, sí y no. Hasta cierto punto es rico. Porque hay ciertas cosas que se hacen accesibles. Por ejemplo, viajar. Yo he viajado mucho sin pagar nada de mi bolsillo. Al mismo tiempo, yo no me creo la fama. Y es porque yo sé lo que sé. Conozco el valor de lo que hago. Sé que lo que hago lo hago bien. Pero no todo el mundo entiende lo que yo hago. Y la fama es como la moda, es un entusiasmo pasajero que las personas tienen por algo en un momento determinado en función de su propia fantasía. La fama es transitoria. Es algo que la gente regala desde el entusiasmo y que se desvanece con el entusiasmo que le dio origen. Yo creo que lo que yo he hecho, sin embargo, perdurará más que la fama que yo tendré.
—El hecho de saber más sobre el hombre y el mundo, ¿le hace más fácil la vida diaria?
—Mucho más fácil. Pero no tanto por los conocimientos específicos que yo pueda haberadquirido, sino porque me di cuenta de que no puedo pretender ser dueño de la verdad. Los distintos conocimientos se validan de distinta manera. Yo he mostrado que todas las ideologías, teorías y religiones parten de premisas que son aceptadas a priori por el que las sostiene desde sus preferencias, no porque sean necesarias. Si sabes esto no puedes sentirse dueño de la verdad, te liberas de las exigencias y descubres que no tienes nada que exigirle al otro ni a ti mismo. Tampoco entras al caos, porque la vida no es caótica, y descubres que la armonía del vivir se hace en la convivencia, en la aceptación del otro.
—¿Somos responsables de lo que somos?
—En el espacio de la reflexión somos siempre responsables de nuestras acciones, porque siempre tenemos la posibilidad de darnos cuenta de lo que hacemos. Además, el cómo somos es siempre el presente de nuestra historia. Somos como hemos vivido. Cuando reflexionamos y nos damos cuenta de las consecuencias de nuestras acciones, somos responsables de ellas. Más aún, las cosas no pasan sin que tengan que ver con nosotros. Si tú me preguntas si los 16 años de gobierno militar en Chile han tenido que ver conmigo, si he participado o no, yo digo que sí. Ciertamente. Las cosas que han pasado en Chile son también mi responsabilidad. Yo he pagado impuestos, y he respetado el toque de queda. Soy indirectamente partícipe de todo. Todos los chilenos en Chile hemos contribuido a que Chile haya sido durante estos 16 años como ha sido. Y contribuiremos a que sea otra cosa, si queremos que sea otra cosa.
—Jesús, ¿un gran biólogo?
—No.
—¿Cree que el hombre es un ser trascendente?
—No. No tiene alma como una entidad independiente. Pero existe el alma humana —dice, y pone cara de misterio—. Yo te voy a explicar. Pienso que los seres vivos son sistemas que tienen sus características como resultado de su organización y estructura, de cómo están hechos, y para que existan no se necesita de nada más. Pero al mismo tiempo los seres vivos tienen dos dimensiones de existencia. Una es su fisiología, su anatomía, su estructura. La otra, sus relaciones con otros, su existencia como totalidad. Lo que nos constituye como seres humanos es nuestro modo particular de ser en este dominio relacional donde se configura nuestro ser en el conversar, en el entrelazamiento del "lenguajear" y emocionar. Lo que vivimos lo traemos a la mano y configuramos en el conversar, y es en el conversar donde somos humanos. Como entes biológicos existimos en la biología donde sólo se da el vivir. La angustia y el sufrimiento humanos pertenecen al espacio de las relaciones. Todo lo espiritual, lo místico, los valores, la fama, la filosofía, la historia, pertenecen al ámbito de las relaciones en lo humano que es nuestro vivir en conversaciones. En el conversar construimos nuestra realidad con el otro. No es una cosa abstracta. El conversar es un modo particular de vivir juntos en coordinaciones del hacer y el emocionar. Por eso el conversar es constructor de realidades. Al operar en el lenguaje cambia nuestra fisiología. Por eso nos podemos herir o acariciar con las palabras. En este espacio relacional uno puede vivir en la exigencia o en la armonía con los otros. O se vive en el bienestar estético de una convivencia armónica, o en el sufrimiento de la exigencia negadora continua. Yo creo que Jesús era un gran biólogo. El hacía referencia a esta armonía fundamental del vivir sin exigencia, por ejemplo, cuando al hablar a través de las metáforas decía: "mirad las aves del campo, ni cultivan ni trabajan ni se esfuerzan y se alimentan mejor que los humanos" y sin angustias su existencia es armónica en la vida y la muerte. O cuando hablaba de las flores. O cuando decía que palabra entrar en el reino de Dios uno tenía que ser como los niños, y vivir sin la exigencia de la apariencia en la inocencia del presente, en el estar allí en armonía con las circunstancias. Decir todo eso es comprender la biología del ser espiritual.
—¿Cómo explicaría en términos cercanos, cotidianos, su teoría del conocimiento?
—Podemos evocar la teoría biológica del conocimiento con algo cotidiano. Todos los seres humanos tenemos dos tipos de experiencias fundamentales. La mentira y el error. Todos sabemos cuándo mentimos, pero no cuándo nos equivocamos. Porque el error es siempre a posteriori. Lo mismo pasa con las ilusiones, como cuando uno va caminando en la calle y saluda a alguien que creyó conocer, y luego se da cuenta de que no era la persona conocida. Ahí está lo central, uno se da cuenta del error después, atendiendo a otras dimensiones distintas de aquélla desde la cual reconoció a la persona y vivió la experiencia, buena o mala, de encontrarse con ella. Esas experiencias constituyen el fundamento del darse cuenta de que uno no puede hacer referencia a una realidad independiente de uno. Yo no puedo distinguir en la experiencia entre ilusión y percepción porque tal distinción es a posteriori. Sí podemos ponernos de acuerdo. Y todos sabemos cotidianamente que el mundo en el que vivimos es un mundo de acuerdos de acciones. Y que cada vez que el otro no sabe algo, uno se lo puede enseñar, generando un acuerdo de acciones. El problema no está en la convivencia, en los acuerdos, ni en el darse cuenta de que no podemos hacer referencias a una realidad independiente. El problema está en la creencia de que podemos hacer esa referencia; en el apego a ella a través de creer que uno puede dominar a los otros reclamando para sí el privilegio de saber cómo son las cosas en sí. Y esto, que es el fundamento de la teoría que explica la biología del conocer, es accesible para cualquier persona.
—¿Por qué sentimos angustia?
—La angustia está relacionada con las expectativas y se suprime eliminando las exigencias. No es fácil, pero toda la prédica de Jesús es una invitación a acabar con la angustia a través del desapego. Cuando dice que hay que ser como los niños para entrar al reino de Dios hace referencia al desapego. ¿Qué es el reino de Dios'? Un mundo sin angustias, porque es sin expectativas, sin apariencias, sin pretender ser lo que no se es. Y está en la armonía de vivir en el presente y no con la atención puesta en el resultado del hacer aunque se trate de un hacer con el propósito de obtener un resultado.
—¿Y Usted es un hombre sin angustias?
—Yo creo que sí. Salvo cuando tengo problemas económicos. Fuera de eso, no tengo angustias dice riendo.
—¿Usted sabe cómo es Humberto Maturana Romecín?
—Mira, no sé cómo soy. Me doy cuenta cómo estoy siendo. Tengo ciertos valores... ni siquiera sé si tengo ciertos valores. Los tenía antes, cuando niño tenía valores. La honestidad, el honor. Ya no los tengo como valores. No me preocupan. Ya no tengo que tratar de ser honesto. Soy honesto, no más. No me gusta mentir porque violo un acuerdo fundamental con el otro. Y sin embargo a veces miento. Y no justifico mi mentira. La escojo. Por ejemplo, a veces voy a ver a un amigo al mediodía y me pregunta si he comido. Y digo que sí, aunque no he comido nada. Es mentira, pero no puedo llegar y decirle "No te preocupes, no importa que me quede sin comer. Porque en ese momento se crea otro espacio del que no me quiero hacer cargo. Cuando era chico llegaba a cualquier parte y me daban de comer. Pero ahora no. Ya no puedes llegar de visita a un lugar sin anunciarte y aceptar que te den de comer porque te comes la comida del día de tus amigos.
—¿Qué es la felicidad?
—Supongo que el no tener aspiraciones ni deseos. Vivir la vida en la armonía de sus circunstancias. Eso no quiere decir vivir flotando en el desorden o el caos. Uno hace lo que hace porque quiere hacerlo, y si no resulta, hace otra cosa.
—Suena como una vida desapasionada
—Desapasionada en el sufrimiento, la felicidad no es estar en el jolgorio. Por ejemplo, hace quince días la Fundación Andes nos llamó para decirnos que un cierto proyecto que habíamos presentado había sido aprobado. Hoy recibimos una carta que dice que no está aprobado. Lo que proponemos en el proyecto es importante para nosotros. Tiene que ver con los computadores de la décima generación. Los estamos diseñando, y no quiero que lo diseñen los japoneses. Soy patriota. Este es un aparato que eventualmente puede aprender a vivir en consenso como un ser vivo. Puede Ilegar a interactuar en el lenguaje. Es importante operacional y conceptualmente. Yo podría sufrir por la negativa de la fundación. Pero no. Mi actitud ha sido: si es así, estupendo, y si no lo es estupendo también. La gente cree que la felicidad está en que todas las cosas que uno hace le resulten bien. No es cierto eso. La mayor parte de las cosas que uno hace anda más o menos. Algunas resultan bien y otras mal. La infelicidad es el apego a que resulten bien. Como la mayor parte de las cosas que uno hace no resultan tan bien, cuando resultan bien uno se entusiasma, se ciega en la celebración y no ve los errores que comienzan a cometer. Así, uno anda por la vida de salto en salto, de la angustia a la felicidad y viceversa. Yo no ando así, por lo menos. Yo soy alegre justamente por eso.
—Pero me imagino que igual a veces sufre...
—Sí, sufro a veces. Pero no tanto... —Dijo con su voz segura. Serena. Sabia, a fin de cuentas. 
(Tomado de: "El sentido de lo humano"; Ed. Dolmen. Entrevista realizada por Paula Escobar.)
Ver, además, en Internet:




                                                                 Ilustración: De Vela Zainete, "Estatua de Bodegón".

martes, 13 de agosto de 2013

Buscando un concepto sustancial de Ética Profesional

Por: GUSTAVO A. AGUIRRE MORALES




                                            Obra de Freddy Peña


La ÉTICA PROFESIONAL es la disciplina que estudia los contenidos normativos de un colectivo profesional, es decir, su objeto de estudio es la deontología profesional, mientras que, tal como se apuntaba al comienzo del artículo, la deontología profesional es el conjunto de normas vinculantes para un colectivo profesional.

El término deontología profesional hace referencia al conjunto de principios y reglas éticas que regulan y guían una actividad profesional. Estas normas determinan los deberes mínimamente exigibles a los profesionales en el desempeño de su actividad. Por este motivo, suele ser el propio colectivo profesional quién determina dichas normas y, a su vez, se encarga de recogerlas por escrito en los códigos deontológicos. A día de hoy, prácticamente todas las profesiones han desarrollado sus propios códigos y, en este sentido, puede hablarse de una deontología profesional periodística, de una deontología profesional médica, deontología profesional de los abogados etc. (1)

El concepto de ÉTICA PROFESIONAL es aquel que se aplica a todas las situaciones en las cuales el desempeño profesional debe seguir un sistema tanto implícito como explícito de reglas morales de diferente tipo. La ética profesional puede variar en términos específicos con cada profesión, dependiendo del tipo de acción que se lleve adelante y de las actividades a desarrollar. Sin embargo, hay un conjunto de normas de ética profesional que se pueden aplicar a grandes rasgos a todas o a muchas de las profesiones actuales. La ética profesional también puede ser conocida como deontología profesional. (2).


La ÉTICA PROFESIONAL puede definirse como la ciencia normativa que estudia los deberes y los derechos profesionales de cada profesión. También se le llama Deontología. Al decir profesional no solo se refiere a que la ética es solo para quienes tienen un cartón o son profesionales, sino que está en especial va destinada especialmente a las persona que ejercen una profesión u oficio en particular.
La ética profesional tiene como objeto crear conciencia de responsabilidad, en todos y cada uno de los que ejercen una profesión u oficio, esta, parte del postulado de que todo valor está íntimamente relacionado con la idea de un bien. La ética profesional se sustenta o toma bases fundamentalmente en la naturaleza racional del hombre. Esta naturaleza es espiritual y libre, por consiguiente tiene una voluntad que apetece al bien moral. Haga el bien y evite el mal. (3)

El perfil señala, en términos generales, la caracterización peculiar del profesional de la Psicología educativa a partir de sus cualidades ostensibles, esto es, el conjunto de conocimientos y habilidades que distinguen su modo de ejercer la profesión. (Ofelia Desatnik Miechimsky)
Con base en lo anterior todo profesional y en especial el Psicólogo Educativo deben entender y comprender que las sociedades son cada vez más plurales, por lo que se hace cada vez imprescindible la solidaridad y no la hostilidad entre las distintas agrupaciones culturales y sociales. La convivencia en sociedades cada vez más amplias agranda los espacios de encuentro entre las culturas y, en consecuencia, la educación tendrá que formar y estimular a las personas para la mutua comprensión, respeto, tolerancia y sentido de la democracia. El Psicólogo Educativo, deberá tener muy presente, el respeto a las otras personas; a lo que es diferente, aún proceda de otra cultura o etnia, con idioma distinto, con creencias religiosas diversas y con diferentes formas de ver el mundo.
Desde cualquier posición del ser humano, el Psicólogo Educativo no deberá hacer diferencia entre la gente. No deberá hacer discriminación alguna a sus educandos. La lucha por la no discriminación es más universal y está mejor fundada que la reivindicación de la diferencia. Lo importante es que el Psicólogo Educativo tenga muy presente en el Código de Ética que no se puede privar a nadie de sus derechos personales por razones no legítimas. Porque los derechos fundamentales se poseen en forma inmanente. El Psicólogo Educativo al estar en constante comunicación con educandos podrá estar sumergido en un escenario variable en cuanto a la diversidad étnico-cultural, pero no debe ser motivo de marginación, al contrario, debe entenderse como un enriquecimiento de la cultura; al incorporar una serie de valores sociales, culturales, lingüísticos, etc., que son elementos favorecedores para el desenvolvimiento armónico de las personas y de los diferentes conjuntos sociales.
La diversidad es lo más genuinamente humano. El movimiento imparable de la cultura de la diversidad en este milenio que estamos iniciando supondrá no sólo un mero cambio estructural, sino que llevará consigo una profunda transformación tanto en lo ideológico y político como en los sistemas educativos y de relación entre las personas. Esto implica, sin duda, una excepcional alternativa a los modelos existentes y que la educación, como base de la igualdad, perfeccionamiento y optimización humana, debe tener muy presente el Psicólogo Educativo. Soslayarse del código de ética, sería tanto como denigrar la profesión.
El Psicólogo educativo como cualquier profesionista, deberá tener conciencia de responsabilidad en todos y cada uno de sus actos; olvidándose de sacar provecho personal que vaya al margen de sus haberes legítimos. Pervertir los actos y sobre todo en una profesión tan loable como el Psicólogo Educativo, donde se tiene la responsabilidad moral y genuina de educar, de sacar adelante a las generaciones, es tanto como olvidarse que el que educa llega a ser ejemplo de los que aprenden.
No sólo el psicólogo educativo debe regirse por el código profesional, sino todos los psicólogos. Respecto a la ética aplicada a la educación es importante que los psicólogos educativos, respeten la confidencialidad de los pacientes -alumnos, y que se trabaje con herramientas psicológicas que no causen ningún daño físico o psicológico, la labor del psicólogo dentro de la educación, es ser responsable y consciente de la realidad no sólo en el ámbito social, sino también en el ámbito biológico, psicológico, familiar y escolar. De esta forma el psicólogo podrá intervenir de manera efectiva en los problemas actuales que enfrenta México, respecto al proceso enseñanza y aprendizaje y relación profesor-alumno con el medio.
Código de ética del Psicólogo Educativo
Cubre diversos aspectos como la obligación de trasmitir conocimientos y habilidades a los alumnos adhiriéndose a estándares académicos elevados, la comprensión de la educación como el desarrollo individual y social, la actualización de los contenidos de aprendizaje, la enseñanza impartida por ayudantes, los cursos de educación continua, la enseñanza de la ética y el respeto a los estudiantes.


Biografía:
.
Sociedad Mexicana de Psicología A.C. (2007). CÓDIGO ÉTICO DEL PSICÓLOGO. Edit. Trillas. México

Referencias electrónicas:
(1). http://es.wikipedia.org/wiki/Deontolog%C3%ADa_profesional
(2). http://www.definicionabc.com/general/etica-profesional.php
(3). http://www.monografias.com/trabajos16/etica-general/etica-general.shtml

INFLUENCIA DE LA ETICA DEL CONTADOR PÚbLICO EN EL CONTROL INTERNO DE LAS ORGANIZACIONES

Por: Maira González
gonzalezmaira@hotmail.com
Facultad de Ciencias Económicas y Sociales,
Universidad de Carabobo




                                                                Obra de Freddy Peña
Resumen:

 El presente ensayo abordar la ética profesional del Contador
Público Venezolano como factor fundamental del control interno de las
organizaciones, esta perspectiva pretende analizar la relación que existe
entre los códigos de conducta tanto del profesional de la contaduría, como
de la organización y los valores individuales del Contador, así como los
aportes de una conducta ética dentro de una entidad, considerando al
comportamiento ético como generador de beneficios económicos futuros
y como factor clave para la obtención de información financiera confiable,
tanto en su preparación como en la evaluación dicha información a través
de un proceso de auditoría bajo el criterio de la normativa internacional y
del Código de ética Internacional (IFAC).

Palabras Clave: Ética, Control Interno, IFAC



Introducción

 En los últimos tiempos las empresas están experimentando un
mayor interés en la satisfacción y desarrollo de la sociedad, además de
preocuparse por sus propios beneficios económicos y políticos, esto hace
pensar en un cambio en el interés de las organizaciones relacionados
con aspectos éticos, que se deben en gran medida a la globalización y
crecimiento acelerado que se ha venido observando en el mundo.

La ética de una persona se puede de una u otra forma vincular con la
ética de la empresa, además se debe tomar en cuenta los valores de los
individuos y de las organizaciones, ya que son estos los que influyen de
manera significativa en la capacidad para desarrollarse con eficiencia. Por
otra parte, es importante mencionar que se puede presentar una relación
directa entre la ética y el control interno de las organizaciones. Uno de
los factores clave dentro del control interno es la reputación, la confianza
y el ambiente de control que exista dentro de la empresa, ya que son
los cimientos que hace posible una relación laboral satisfactoria, pues
si se cumple con estos se genera un ambiente de trabajo sano, donde las
personas puedan hablar sobre sus inquietudes, evitando de esta forma los
conflicto y problemas que dañan al negocio.

En una empresa donde no existes los factores antes mencionados el
ámbito laboral y organizacional esta desequilibrado, el control interno
influye en lo que son los proceso contables-administrativos de las
organizaciones, si las personas que llevan a cabo estos procedimientos
de control interno no tienen un comportamiento ético confiable, si
dentro de un organización la información de que se maneja es importante
para la toma de decisiones, así como también en lo que respecta a la
custodia y manejo de los bienes, se refleja fácilmente la importancia de
un comportamiento ético para cada uno de los actores de control interno,
traduciéndose la ética como un generador de beneficio económicos futuros
para las entidades.

 La integridad y los valores éticos de las organizaciones forman parte del
ambiente de control, el cual es considerado como el elemento fundamental
del control interno. Para Arens, Elder, Beasley (2007), plantean que: “ la
integridad y los valores éticos son el producto de las normas éticas y de
la conducta de la entidad, así como la forma como estos se comunican y
refuerzan en la práctica.”

Uno de los ejecutores y fiscalizadores del control interno de las
organizaciones, son los Contadores Públicos, ya que realizan una buena
labor de vigilancia, custodia y manejo de los bienes y de la información
financiera. Para llevar a cabo esta labor un Contador debe tener presenta
su Código de Ética, tal y como lo indica el Código de Ética del Contador
Público Venezolano en su Artículo Nro.1.-

Este código normará lo conducta del Contador Público en
sus relaciones con el público en general, con su clientela, con
sus colegas y con el gremio y le será aplicable cualquiera que
sea la forma que revista su actividad o especialidad, tanto en
el ejercicio independiente o cuando actúe como funcionario
o empleado de instituciones públicas o privadas. Así mismo
será aplicable a los Contadores Públicos que además de ésta,
ejerzan otras profesiones, en las cuales, su actuación pública
o privada, derive en actos lesivos a la moral, a la ética y a los
intereses del gremio de los Contadores Públicos. (p.7)

Todo Contador Público debe desempeñarse de manera apropiada en
el ejercicio profesional, apegados a la ética y al conocimiento de todos
los aspectos técnicos y legales que enmarcan el ejercicio de su profesión.






                                                             Obra de Oswaldo Paulesu




2- La Conducta ética en el Contador Público y el Control Interno.

 El derecho que tiene un Contador de ejercer su profesión libremente,
lo obliga a acatar el Código de Ética profesional y al mismo tiempo debe
vigilar la adopción y cumplimiento de los códigos de ética y la conducta
que la administración de las entidades han establecido para su personal,
como parte significante del control interno.

Es por tal razón que Arens, Elder, Beasley (2007), plantean que:
La razón fundamental para mostrar un alto nivel de conducta
profesional por parte de cualquier profesión es la necesidad
de que el servicio que preste cuente con la confianza pública,
sin importar el individuo que lo proporcione. Para el Contador
Público es esencial que sus clientes y los usuarios externos
de los estados financieros tengan confianza en la calidad de
su auditoría y otros servicios. Si los usuarios de los servicios
no tienen confianza en los médicos, jueces, contadores
públicos, se reduce la capacidad de estos profesionales para
servir de manera eficaz a sus clientes y al público. (p.78)

En el mismo orden de ideas, un Contador que ejerza su función de
forma viciada o incorrecta puede ser fatal para una organización, debido
que el mal manejo de los recursos pueden llevar a la empresa a enfrentar
circunstancias difíciles y hasta podría ocasionar la quiebra. Cuando
se hacen estudios a fondo de casos de fraude donde los contadores se
han visto involucrados se pueden concluir que si el contador se hubiera
llevado o guiado por la ética esto no hubiera ocurrido.

Cuando se lleva un sistema de control interno, es de vital importancia
que el contador lo realice de forma moral y correcta, por ejemplo, si en
una organización un contador maneja un departamento de inventario
y su manejo es viciado esto puede llevar a la organización a enfrentar
dificultades con sus proveedores o compradores, así como también a
enfrentar una crisis financiera que hasta podría ocasionarles el cierre
definitivo.

La ética profesional es compendio de normas morales y de cómo se
aplican a la vida de los profesionales dentro o fuera de una organización.
La ética dentro de las empresas no solo comprende principios y valores
morales sino un comportamiento dentro de la organización, no está sujeto
sólo a lo que se debe hacer, sino también a los procedimientos que se
deben llevar a cabo. La preocupación de las empresas sobre ética es un
elemento relativamente nuevo que da origen a muchas interrogantes.

Por otra parte, el Control Interno se define como cualquier acción
tomada por la Gerencia para aumentar la probabilidad de que los objetivos
establecidos y las metas sean cumplidos.

En este sentido Mantilla (2003) define al control interno de la siguiente
forma: “Control es un conjunto de normas, procedimientos y técnicas
a través de las cuales se mide y corrige el desempeño, para asegurar la
consecución de objetivos y técnicas. Por ello está muy ligado al poder
(social, cultural, político, económico, religioso, etc)”.

La Gerencia establece el Control Interno a través de la planeación,
organización, dirección y ejecución de tareas y acciones que den seguridad
razonable de que los objetivos y metas serán logrados. El control interno
y la ética están estrechamente relacionados, esto debido que el control
interno está enfocado al cumplimiento de metas, la confiabilidad de
información, salva guardar los bienes, integridad de la información, por
ende las empresas deben tener en cuenta que un personal con alto grado de
compromiso y sentido de pertenencia podrá ejecutar su labor con mayor
efectividad, por tal motivo es de vital importancia para la supervivencia
de la organización en un mundo tan competitivo y globalizado un
comportamiento ético.

Para Estupiñan (2003) los valores éticos se relacionan con el control
interno al plantear lo siguiente:

Debe tenerse cuidado con aquellos factores que pueden
inducir a conductas adversas a los valores éticos como
pueden ser: controles débiles, o inexistencia de ellos, alta
descentralización sin el respaldo del control requerido,
debilidad de la función de auditoría, inexistencia o inadecuada
sanciones para quienes actúan inapropiadamente. (p.24)
La ética juega un papel de suma importancia dentro de la sociedad en
especial en la contabilidad, ya que la información que se produce servirá
para tomar decisiones que trazan y afectan la vida del negocio. Si una
empresa conoce y ejecuta los procesos de control interno de la mano
con la ética los procedimientos son más confiables. Lamentablemente
muchos profesionales de la Contaduría Pública no conocen a cabalidad el
Código de Ética de su profesión, tal y como lo demuestran investigaciones
realizadas por estudiantes de pregrado de universidades públicas y
privadas del Estado Carabobo, y por lo tanto se puede inferir que se
desconoce la influencia del ejercicio ético dentro del un sistema de control
interno, esto puede traducirse en una amenaza para las organizaciones
originadas básicamente por: La fiscalización continúa por parte de los
entes gubernamentales, dado el caso de haya manipulación de los estados
financieros, la falta de aplicación de buenos procesos de control interno
en algunas empresas por parte de sus profesionales, el alto porcentaje de
actos ilícitos que suscitan dentro de las organizaciones, la posible pérdida
del prestigio adquirido con sus clientes al no poseer políticas confiables
de control interno.

Todos los profesionales tienen un sistema o código de ética que les
indican los parámetros de cómo deben ejercer sus funciones, cuales son los
procedimientos correctos e incorrectos dentro del ejercicio de la profesión;
en el caso del Contador, el cual ejerce una actividad fundamental dentro
de muchas organizaciones, debe tener bien presente y conocer claramente
sus funciones y como debe desempeñarlas, dado que cuando se habla
de control interno se habla del monitoreo de ciertos procesos por parte
del Contador Público tanto en su ejercicio bajo dependencia como en su
libre ejercicio, se hace importante preguntarse ¿Cómo influye la ética del
Contador dentro del proceso de control interno?.

La conducta del Contador Público tanto en su carácter independiente,
como su ejercicio bajo dependencia en una entidad ejerciendo funciones
administrativas y/o contables, desempeña un papel preponderante en
sus respectivas actuaciones, funciones y actividades, ya que para esto se
requiere de calidad, con el objeto que se confirme que se ha cumplido con
las condiciones éticas de conducta profesional y académicas.

Las Normas y procedimientos de Auditoría señalan como medida
para prevención del fraude dentro de una organización, el establecimiento
de bases normativas en la conducta que debe adoptar la entidad en su
estructura interna, incluyéndolo dentro de los manuales de políticas y
procedimientos que permita señalar aspectos del comportamiento honesto
y eficiente tanto del personal directivo como operativo, lo que se traduce
en una responsabilidad para la administración la fijación obligatoria de
códigos de ética del personal, los cuales deben ser considerados como
parte del control interno.

Dentro de los procedimientos de auditoría que realiza el Contador
se debe llevar a cabo un estudio y evaluación del control interno de la
entidad, verificando el cumplimiento por parte del personal de lo señalado
en los manuales respectivos sobre el comportamiento, conducta y ética
empresarial, así como la existencia de comunicaciones internas sobre las
violaciones o no del código de ética. Otros aspectos que son evaluados
por el Contador Público se refiere a la existencia de un ambiente positivo
de trabajo, reflejada en una evaluación continua del personal de la entidad
sobre su comportamiento moral, minimizando la posibilidad de contratar
o promover a personas con bajos niveles de honestidad, finalmente la
existencia de entrenamientos al personal con el fin de informarlo sobre
el compromiso, las responsabilidades y el cumplimiento de los código de
conducta de la organización.

Es importante dejar claro, que á medida que crecen las organizaciones,
incrementa su nivel de riesgo, competitividad y productividad. Teniendo
en cuenta los cambios que hemos sufridos tanto legales como políticos
en los últimos años, los cuales han afectado en el pensamiento de las
organizaciones, debido a que gracias a estos cambios se está exigiendo
un mayor control dentro de las entidades, lo cual obliga a un mayor
monitoreo, en algunos casos a través de la realización de las auditorias,
traduciéndose esto en un proceso de control interno más eficiente y
eficaz.

Las funciones principales del contador público dentro de la organización,
deben realizarse de acuerdo a los principios establecidos en el Código de
Ética Profesional, estos principios son la base fundamental para la toma
de decisiones y el apoyo de la administración ya que su cumplimiento
permite que la información sea fiable y oportuna para todos los usuarios.

3- El Código de Ética Profesional (IFAC) como guía para
 una conducta ética profesional:

Actualmente la profesión del Contador Público está viviendo
probablemente uno de sus mayores cambios debido a la adopción de las
Normas Internacionales de Información Financiera (NIIF), las Normas
Internacionales de Auditoria(NIA) y el Código de ética Internacional
(IFAC), la intención de este último es de servir como modelo sobre el
cual se basen las orientaciones éticas nacionales y establecer estándares
de conducta para los contadores profesionales, señalando los objetivos y
principios fundamentales que deben ser cumplidos por el Contador con el
fin de obtener una mayor calidad ética en la Contaduría Pública.

Los Contadores en su ejercicio profesional toman un número
significativo de decisiones y estas se ven influenciadas por los siguientes
factores:

• Valores individuales: se refiere a la actitud, experiencia, cultura y
conocimiento que ayuda al individuo a determinar lo que es correcto
e incorrecto en una acción.
•Comportamiento y valores de otros: la influencia de otrosindividuos
como lo son los amigos, los familiares, los líderes políticos y religiosos
influyen en el comportamiento al tomar una decisión.
Código de Ética (IFAC) se caracteriza por brindar ayuda al Contador
Público en su desempeño ético, presentando una orientación sobre
situaciones típicas que se dan en la profesión contable.

El Código IFAC de éticas para Contadores profesionales (2000),
establece en cuanto a la profesión lo siguiente:
Una profesión se distingue por ciertas características:
Dominio de una actividad intelectual particular, adquirida mediante
entrenamiento y educación
Adherencia, por parte de sus miembros, a un código común de valores
y de conducta establecido por su cuerpo administrativo, incluyendo
el mantenimiento de una perspectiva, lo cual es esencialmente
objetivo; y
Aceptación de un deber para con la sociedad como un todo(usualmente
un retorno por las restricciones en el uso de un título o por la concesión
de una calificación) (p.951)

Este Código de Ética Internacional establece la aceptación por
parte del Contador Público de su responsabilidad para con el público,
conformado por sus clientes, los gobiernos, los empleados, los
inversionistas, entre otros, quienes confían en la objetividad e integridad
del Contador para mantener el funcionamiento adecuado de una entidad.

Además la profesión contable debe cumplir con unos principios
fundamentales relacionados con: la integridad en el desempeño de sus
servicios profesionales; la objetividad; la competencia profesional y el
debido cuidado asegurando que el cliente recibe un servicio adecuado,
profesional y ajustado a las actualizaciones en el ejercicio profesional;
respetar la confiabilidad de la información financiera obtenida en el
desempeño de su trabajo; tener un comportamiento profesional para
mantener una buena reputación y finalmente un Contador Público debe
llevar a cabo los servicios profesionales de acuerdo con los estándares
técnico y profesionales de aceptación general en el país donde se ejerza.
La ética profesional del Contador público está influenciada por una serie
de factores relativos a las exigencias de los usuarios de la información, la
tecnología, el mercado global, las bases jurídicas de cada país, entre otros.
Dentro de la misión del contador se encuentra proporcionar información
financiera confiable para la toma de decisiones, brindar información sobre
las riquezas de las organizaciones y presentar la realidad financiera ante
terceros, así como evaluar a través de la auditoría los resultados, para
emitir una opinión.

Aportes Finales:

El comportamiento ético constituye un componente inseparable
de la actuación profesional del Contador y a la vez forma parte clave del
control interno dentro de una organización. La ética del Contador Público
influye dentro del proceso de control interno a fin de proteger y resguardar
los activos, verificar la exactitud y confiabilidad de los datos contables,
traduciéndose esto en una información financiera confiable que permita la
toma de decisiones por parte de la Gerencia.

Las crisis que han ocurrido dentro de la profesión del Contador
Público no solo compete a organismo reguladores y los gremios, es
además u asunto social, ético y moral. La responsabilidad social que tiene
el Contador Público originada por su ejercicio profesional lo obliga a
cumplir con estándares internacionales que incluyen las normas técnicas
así como los códigos de conducta, se hace necesario que los profesionales
de esta área presten una mayor atención a los valores éticos individuales
y al conocimiento del código de ética profesional lo cual incrementara la
confianza del público en general en el ejercicio de la Contaduría Pública.
La ética de un Contador Público es influyente dentro del control interno
como plan de organización en todos los procedimientos coordinados de
manera coherente a las necesidades del negocio, contando así con el
trabajo conjunto de la ética, a fin de proteger y resguardar sus activos,
verificar su exactitud y confiabilidad de los datos contables, así como
también llevar la eficiencia, productividad y custodia en las operaciones
para estimular la adhesión a las exigencias ordenadas por la gerencia de
las organizaciones y por el público en general.

Referencias

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como gerente de las empresas del sector bancario en el Municipio
libertador del estado Mérida. Trabajo de grado de maestría no
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Publicaciones Legales y Reglamentarias PLR-·federación de
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De Blanco Egleé, Zambrano y otros (2004) Normativas para los trabajos
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Carabobo. Facultad de Ciencias Económicas y Sociales.

Defliese, Philip L; Jonson, Kenneth P. y Mcleod, Roderick K (1984)
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Estupiñan, Rodrigo (2002). Control Interno y Fraude. Bogota. ECOE
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Montilla, Samuel (2003). Auditoría 2005. Bogotá. ECOE Ediciones..
Willinghanm, John J. y Carmichael, Dr. (1982) AUDIToRIA
CoNCEPToS Y MÉToDoS. Editorial MacGraw-Hill. Colombia.


FUENTE: REVISTA FACES VOLUMEN XIX Nº 2

Ética profesional del Contador Público



                                                          Obra de Víctor de La Rosa



Por: Ana González (UNEFA)

La Ética profesional del contador público es de suma importancia, ya que, se refiere a que debe tener una buena conducta en las relaciones con los clientes, empresa, colegas, en la prestación de sus servicios. Por lo tanto, su capacidad para actuar debe ser honesta, responsable, asegurable, independiente, imparcial, entre otras.

Por ende, existen unas series de leyes que rigen las Normas, Principios y Reglamentos que debe seguir el profesional, entre ellas están: Ley y Reglamento del ejercicio de la Contaduría Pública, Código de Ética profesional del contador público de Venezuela y Principios de la contabilidad generalmente aceptadas.

En consecuencia, de no cumplir con estas series de reglamentos estamos faltando a nuestra ética, la cual, nos puede ocasionar sanciones hasta la suspensión de nuestra profesión por parte del organismo encargado Colegio de Contadores Públicos de Venezuela.

Por tal sentido, el contador público esta el en deber de ofrecer sus servicio con mayor conocimiento actuando con confiabilidad, a abstenerse hacer comentarios públicos o privados de la persona o empresa de quien preste el servicio, es decir, estricto apego a la ética. Del no incurrir faltas, fraudes, errores en su ejercicio laboral, ya que, hay profesionales que viven de engaños a sus clientes con el simple hecho de solo obtener el beneficio económico sin poseer los conocimientos adecuados en la materia o simplemente no son participe de lo que concierna la ética profesional en nuestras vidas.

Al igual forma, la ética entre los colegas debe ser de una manera que exista el respecto mutuo, el no competir de una manera desleal, si no mas bien en brindarse apoyo en cualquier situación que se requiera.

En conclusión, debemos ser unos de las mejores profesionales de esta nueva generación, ya que, seremos el futuro de este país; somos dueños de nuestras vidas, nuestros actos. Cada quien depende en como nos valla a largo de nuestras vidas. SOLO TÚ DECIDES…

LA ÉTICA PROFESIONAL: ¿UN PROBLEMA ÉTICO DEL CONTADOR PÚBLICO?







                                                                  Obra de Ronny Yépez




Por: Hernández C., Janeth C.
Universidad Rafael Belloso Chacín (URBE)

Introducción
Las normas morales siempre han perturbado a la persona humana, desde pequeños somos orientados por su existencia, siendo afectados con el fin de tratar de orientar e incluso determinar la conducta humana; puesto que dichas normas existen en la conciencia de cada uno, provocando la existencia de diferentes puntos de vista, lo que conlleva a considerar las diferentes respuestas existenciales que ejercen las personas frente a ellas.
Algunos autores, como Moncho (2003) y Beller (2006), consideran que la ética profesional tiene un sentido más amplio que el de la deontología, puesto que no puede sólo limitarse a los deberes y obligaciones que se articulan en un conjunto de normas o códigos de cada profesión, para dirigirse a las virtudes y roles profesionales. 

En ese sentido, Fuentes (2006) define la ética profesional como la parte de la ética general, de forma particular, los deberes y los derechos de las profesiones, donde los códigos de ética sirven de guía para la acción moral, incorporándose a los distintos ámbitos de trabajo, con intención de respetar su profesión, de trabajar con lealtad y de cumplir con la sociedad.

Por ello, puede considerarse que la enseñanza de la ética tiene como objetivo proporcionar instrumentos claves relevantes para tener criterios éticos y capacidad de elección, proporcionados por cada ciudadano que participan en los asuntos públicos. 

En este sentido hay un marcado interés por la educación para la ciudadanía, cuyo objetivo es contribuir a formar pobladores más competentes cívicamente, y que puedan comprometerse con las responsabilidades colectivas desde su profesión. 

Características de la ética profesional
Cortina y Conill (2000), citados por Fuentes (2006), manifiestan que la ética profesional se caracteriza por lo siguiente:
 
a. Una actividad humana social, por cuanto es un bien específico indispensable.
b. Es exigida por la sociedad. 
c. Además de incluir las normas internas del colectivo, tiene en cuenta una perspectiva más amplia.
d. Su contenido ético dimana del sentido ético que proporciona su fin, el bien que aportan o procuran.
e. Exige la utilización adecuada de la competencia: formación teórica (conocimientos-saber, aprender-cultura, tecnológica y lenguas extranjeras). Formación práctica (destrezas, técnicas y sociales: confianza, independencia, tolerancia, descubrimiento del otro, participación en proyectos comunes, e enriquecimiento intercultural).
f. La pertenencia de un individuo a una profesión significa entonces, que además de la competencia propia de dicha profesión, comparte sus principios éticos inherentes de actuación. 
g. Coloca el acento en lo que es bueno hacer; aquello que es propio de cada profesión en el plano del comportamiento moral. 
h. Trata las diversas posibilidades de actuar bien en varias actividades profesionales.

En un sentido estricto, la ética profesional se designa solamente a las carreras universitarias. En una expresión más amplia, abarca también los oficios y trabajos permanentes y remunerados, aunque no requieran un título universitario. 

Por lo tanto, la ética profesional es definida por Fuentes (2006) como un conjunto de principios, valores y normas que indican cómo debe comportarse un profesional para que su ejercicio sea considerado digno, estableciendo los mejores criterios, conceptos y actitudes para guiar la conducta de él mismo por razón de los más elevados fines que puedan atribuirse a la profesión que ejerce, así como sus relaciones con los clientes, el público y otros contadores públicos, tomando en cuenta la independencia, autodisciplina e integridad moral del profesional.

Deberes y derechos del profesional ético
La elección de la profesión debe ser completamente libre. La vocación debe entenderse como la disposición que hace al sujeto especialmente apto para una determinada actividad profesional. La elección de una carrera profesional, sin tomar en cuenta las cualidades y preferencias, sino, por ejemplo, exclusivamente los gustos de los padres, o los intereses de la familia, fácilmente puede traducirse en un fracaso que, en el mejor de los casos, consistiría en un cambio de carrera en el primero o segundo año, con la consiguiente pérdida de tiempo y esfuerzo. 

Por otro lado, la finalidad del trabajo profesional es el bien común. La capacitación que se requiere para ejercer este trabajo, está siempre orientada a un mejor rendimiento dentro de las actividades especializadas para el beneficio de la sociedad, de lo contrario, una profesión se convierte en un medio de lucro o de honor, o simplemente, en el instrumento de la degradación moral del propio sujeto. 

Lo ideal es tomar en cuenta el agrado y utilidad de la profesión; sin embargo, todo el mundo se inclina por naturaleza a la consideración de su provecho personal; la profesión gracias a esos mismos trabajos, deja una de las satisfacciones más hondas en el profesional.

Por otra parte, para Cortina y Sánchez (2001), citados por Fuentes (2006), un profesional debe ofrecer una preparación especial en triple sentido: capacidad intelectual, capacidad moral y capacidad física.
  1. La capacidad intelectual consiste en el conjunto de conocimientos que, dentro de su profesión, lo hacen apto para desarrollar trabajos especializados. Estos conocimientos se adquieren básicamente durante los estudios universitarios, pero se deben actualizar mediante los cursos, revistas, conferencias y las consultas a bibliotecas.
  2. La capacidad moral es el valor del profesional como persona, lo cual da una dignidad, seriedad y nobleza a su trabajo, merecedora del aprecio de todo el que encuentra. Abarca, no sólo la honestidad en el trato y en los negocios, en el sentido de responsabilidad y en el cumplimiento de lo pactado, sino además la capacidad para traspasar su propia esfera profesional en un horizonte mucho más amplio.
  3. La capacidad física se refiere principalmente a la salud y a las cualidades corpóreas, que siempre es necesario cultivar físicamente, como buenos instrumentos de la actividad humana.
Es conveniente considerar ciertos deberes típicos en todo profesional. El secreto profesional es uno de estos; el profesional no tiene derecho de divulgar información que le fue confiada para poder realizar su labor, esto se hace con el fin de no perjudicar al cliente o para evitar graves daños a terceros. El profesional también debe propiciar la asociación de los miembros de su especialidad. La solidaridad es uno de los medios más eficaces para incrementar la calidad del nivel intelectual y moral de los asociados. 

Por ello, al profesional se le exige especialmente actuar de acuerdo con la moral establecida, debiendo evitar defender causas injustas, usar sus conocimientos como instrumento de crimen y del vicio, producir artículos o dar servicios de mala calidad, hacer presupuestos para su exclusivo beneficio, proporcionar falsos informes, entre otros. 

Cuando un profesional tiene una conducta honesta, dentro y fuera del ejercicio de su profesión, le atraerá confianza además de prestigio, lo cual no deja de ser un estímulo que lo impulsará con más certeza en el recto ejercicio de su carrera. 
Por lo tanto, el profesional renuncia a sus intereses personales, cualesquiera que estos sean, y los pone al servicio de los intereses de su profesión, cuyo fundamento ético impide tomar al hombre como un medio, sino como un fin en sí mismo. 

La fundamentación del sentido ético, tiene su conexión en la dignidad de la persona con su propio ser o como un ente que trabaja, donde la exigencia ética de eficiencia es generada por ese sentido ético que toma al hombre como un fin en sí mismo, y a la labor como algo digno de respeto.

Es por esto que la ética profesional se considera una fuerza moral en la que se apoya la profesión que un individuo ejerce, es decir, el fundamento ético del quehacer públicamente declarado y reconocido, ya que no depende sólo de ciertas normas o códigos de conductas de gremios profesionales relacionados con reglas morales; por lo que en esencia, al igual que el comportamiento moral, es libre, consciente y responsable de las consecuencias de los actos realizados, sino también de las decisiones que el individuo toma, ya que tiene relación íntima y directa con la calidad moral del trabajo realizado.

En un sentido profesional, la ética implica un modo de realizar el quehacer con vocación, responsabilidad, honestidad intelectual y práctica, que se denota en el compromiso moral con el trabajo profesional de cada ser humano, donde el saber no influye, sino hacer bien o mal ese trabajo, es decir, es un compromiso ineludible con el propio ser, un principio inviolable que no puede ser abandonado ni defraudado, puesto que no puede hacerse mal lo que se hace.   

Al actuar bien en el trabajo se integra bien al quehacer con la propia vida del individuo, y por consiguiente, con la de los demás; en un natural sentido comunitario, donde la ética profesional forma un imperativo ético de la existencia del hombre, que nace como una lealtad con su propia vocación, basado en el fundamento ético del ser y del quehacer en una determinada forma de vida. 

Por lo tanto, al no existir ética profesional en lo que se realiza, el trabajo queda convertido en un modo de obtener dinero, pero no se ejecuta el trabajo, fallando en lo que se es, ya que como en todo acto moral, la ética profesional hace al individuo honorable.
Es por ello que la ética en la profesión garantiza la serenidad y la tranquilidad de haber realizado lo que se cree sinceramente se tiene que hacer, incrementa el alma, se relaciona directamente con la calidad del quehacer, y permite vivir la experiencia del desinterés. 

Exige actuar sin esperar nada a cambio más que la satisfacción de haber cumplido, ya que es un medio del que se sirve el individuo para estar bien consigo mismo, convirtiéndose en una permanente fuerza interior para vivir, tolerando las dificultades de la vida con la sensibilidad, la paz y la tranquilidad para disfrutar lo que se es, con lo que se hace.

Importancia de la ética profesional
El estudio de la ética profesional es importante desde dos sentidos:

En el orden especulativo, donde se tratan de analizar los principios fundamentales de la moral individual y social, poniéndolos de relieve en el estudio de los deberes profesionales. Se busca definir con claridad la naturaleza de la profesión y las diferentes relaciones que se dan entre quienes las ejercen y los que son influidos por este ejercicio.

En el orden práctico, el estudio de la ética profesional estriba en que se deben conocer las conveniencias y consecuencias que rigen las relaciones entre los profesionales y los que reciben directa o indirectamente sus servicios.

Debe reconocer a aquellos que en sí mismos son reprobables, que atentan contra la dignidad humana, además de que no existe justificante alguna para su realización, que lo alejan de la búsqueda del bien común. La deontología entraña una serie de virtudes, además de actitudes que los profesionales deben poseer y aplicar para hacer posible la moralización de la comunidad.

Para Fuentes (2006), entre las virtudes que conforman un ejercicio ético de la profesión se encuentran: la justicia, la caridad, la virtud intelectual y la dignidad personal. 

Asimismo, la importancia de la ética profesional, como parte del sistema de relación y disciplina, que es esencial en cualquier sociedad civilizada, estriba en que permite mantener la armonía, protegiendo a la sociedad de los actos irresponsables de una persona individual. 

Igualmente, la responsabilidad ética la impone la profesión sobre sus miembros debido a que las responsabilidades legales, por sí solas, no son suficientes, por lo tanto, una profesión debe voluntariamente asumir responsabilidades por el interés del público.

A lo largo de su carrera, se espera que el profesional busque el desarrollo de estas virtudes que le van a conferir su realización como persona. En el desarrollo de ellas confluyen la familia, la escuela y la comunidad en general; sin embargo, tener conciencia de ellas no es necesariamente un hecho que suele ocurrir, por lo cual se debe reflexionar en éstas y buscar su desarrollo.

En ocasiones se hace referencia a la ética profesional sólo como una serie de principios o códigos de acuerdo con los cuales debe vivir y realizarse el individuo, y que establecen el tipo de relación entre el profesional y la sociedad, pero, aún cuando en cada profesión las normas ayudan a regular las relaciones entre los demás miembros de esa especialidad, la ética profesional no se limita a la elaboración de códigos; el análisis de los deberes que tiene un profesional obliga a un estudio serio y sistemático de las actividades peculiares de cada profesión.

Valores indispensables para un ejercicio ético de la profesión
Berumer (2005) manifiesta que toda persona al ejercer su profesión, además de contar con los conocimientos necesarios de su campo, debe contar con valores morales que tienen como finalidad fundamental buscar y tratar de garantizar el bien común. 

Para ello, se debe poner en juego, no sólo la inteligencia, sino su voluntad; debe comprender que su responsabilidad en la consecución del bien común es mucho mayor que la del ciudadano común y corriente; cuenta con el conocimiento que ha recibido a través de su formación, comprometiéndose con la confianza de la sociedad, puesto que se espera del profesional, no sólo los servicios para los cuales se formó, sino que se convierta en la vanguardia de la cultura, se espera de él un compromiso de carácter moral.

De lo anterior se desprende que el profesional debe tener una capacidad moral, que es su valor como persona, lo cual da dignidad, seriedad y nobleza a su trabajo, de allí su trascendentalidad, esto es, su aptitud para abarcar, así como traspasar su esfera profesional en un horizonte mucho más amplio, que le hace valer como persona fuera y dentro de su trabajo; debe desarrollar aquellos valores que le permitan ejercer su profesión dignamente para llegar a ser una persona íntegra que pueden ser enumerados de la siguiente manera:

Justicia
En un sentido amplio se puede entender como la voluntad de dar a cada uno lo suyo, el deber de justicia del profesional se contrae desde el momento de recibir el título profesional, que así se convierte en un contrato entre el individuo y diversas instancias como el poder público, la universidad y sus clientes. Se habla de un profesional justo cuando éste busca en su ejercicio la equidad entre sus derechos y sus obligaciones, o cuando no hace distinción en la calidad del servicio que ofrece a quienes lo demandan.

Responsabilidad
Si la sociedad reconoce al profesional como una persona capacitada en la solución de problemas específicos, lo menos que le exige es satisfacer estas demandas, para ello, la sociedad recurre a la normatividad legal, donde los procedimientos judiciales exigen que las responsabilidades recaigan sobre personas físicas. Así, los ordenamientos legales exigen que existan una o más personas físicas que asuman tal responsabilidad, que se reconozcan como autores de la actividad profesional específica.

Al hablar de autorías profesionales, no se excluye cuando la actividad profesional se realiza en sociedades profesionales. En este caso, la autoría reconocida legalmente es la empresa, pero aún así, debe estar claro que las corporaciones otorgan responsabilidades específicas y conocen quién carga con ella.
Se puede entender la responsabilidad como la obligación de asumir las consecuencias de los actos propios y, por tanto, la obligación de prevenir las condiciones que puedan afectar al profesional o a los demás.

Discreción
El valor del secreto profesional es indiscutible. La relevancia de este aspecto del ejercicio se da desde la connotación del término “secreto”, el cual se puede entender como una verdad conocida por unos pocos, que debe mantenerse oculta a otros al menos por tres razones:
  1. Su revelación causa daños o disgustos a terceros.
  2. Se ha hecho una promesa.
  3. Porque existe un pacto o contrato en el cual, el que lo recibe, se compromete a no revelarlo.
Cuando el pacto o contrato explícito o implícito procede del ejercicio de una profesión, se habla entonces de secreto profesional. Toda profesión está obligada a guardarlo, lo que obliga a pensar en que el manejo de información referente a ejercicio debe hacerse con discreción. 

En el caso del secreto profesional, al igual que en el de la responsabilidad, como cualidades que debe tener un profesional, no sólo se refiere a las carreras como: medicina, derecho, contaduría o psicología, sino a cualquier profesión en la cual el manejo indiscreto o antiético de la información puede poner en peligro proyectos, organizaciones laborales o personas, no debe ser dirigido nada más por el aspecto jurídico, sino más bien en términos de un compromiso ético profesional.

Honestidad
Uno de los valores que debe ser pilar fundamental del quehacer profesional es la honestidad. Una forma de definir la honestidad es a partir de su relación con la verdad, puesto que una persona honesta no engaña, reconoce sus limitaciones, no trata de obtener beneficios personales a partir de la necesidad del otro, actúa de acuerdo con lo que dice que piensa. 

La honestidad lleva al profesional a ser una persona que, además de vivir la verdad, conduce a otros a tratar de alcanzar la propia. Para ser honesto profesionalmente primero es necesario serlo como persona. La honestidad, al igual que todos los valores, no es una prenda que se pueda quitar y poner de acuerdo con el rol que se desempeña.

La ética profesional del contador público
La profesión de la Contaduría Pública ha sido y es una profesión que se autorregula, emite y aprueba Normas de Contabilidad de Aceptación General que reglamentan todo el proceso de cuantificación, registro, resumen en estados financieros y revelación de la información financiera. Adicionalmente, emite y aprueba Normas de Auditoria que rigen todo el proceso de auditoría hasta la emisión del dictamen.

Tanto la corrupción como el fraude siempre han representado grandes desafíos a los auditores independientes de una organización, motivo por el cual han desarrollado técnicas y prácticas que han evolucionado hacia la garantía de: la credibilidad de la información financiera, la eficiencia, economía y efectividad de las operaciones; resaltando las responsabilidades que recaen sobre una auditoría independiente de estados financieros para identificar, investigar e informar sobre fraudes o errores encontrados dentro de la estructura contable de una empresa.

Es por esto que el incumplimiento de las responsabilidades ha ido tomando mayor importancia en los últimos años, ya que el fraude constituye un flagelo que está adquiriendo fuerza día a día, ayudado, en gran parte, por una mayor complejidad en los negocios, la creciente globalización de los movimientos de fondos, las dificultades implícitas en el trato con diferentes culturas y un mayor uso de tecnologías. 

Todo ello ha llevado a una sensación de mayor riesgo entre los empresarios de los más diversos sectores y países, como resultado de errores y fraudes encontrados en las contabilidades de prestigiosas organizaciones.
Tal es el caso de ENRON Corporation, compañía que en cuestión de quince años, pasó de ser una pequeña empresa de gas en Texas, a ser el séptimo grupo empresarial de mayor valor en Estados Unidos y la más grande corporación energética del mundo, formando parte de la lista de las empresas de mayor prestigio.

Sin embargo, a fines del año 2001, ENRON estaba en realidad al borde de la ruina, y logró ocultarlo manipulando la información facilitada a sus auditores Arthur Andersen, los cuales, a través de la mala aplicación de los procedimientos de auditoría; además del descuido de la aplicación de las normas respectivas.
Aunado a las complejas herramientas financieras orientadas a ocultar las deudas, excluyeron de los balances consolidados de la empresa a tres sociedades que debían estar incluidas, en las que se reflejaban enormes pasivos que afectaban las cuentas globales de la corporación, evidenciando la verdadera y crítica situación de la misma.

Por tales motivos, el equipo de Arthur Andersen; quien fuese para ese entonces la primera firma contable a nivel mundial, conjuntamente con los auditores de ENRON, vieron amenazada su situación tanto económica como legal, al ser acusados de obstrucción a la justicia, por persuadir de forma corrupta a sus empleados para destruir, mutilar y ocultar documentos relacionados con la verdadera situación de dicha empresa, generando una serie de acusaciones que conllevaron la pérdida de confianza del público y el cierre de la firma.

A su vez, pueden observarse otros casos de fraudes financieros como los de Xerox y WorldCom, donde se vieron en la necesidad de manipular las cifras de sus balances para que la empresa pareciese gozar de una mejor situación económica y financiera.

Tal situación fue puesta de manifiesto al efectuarse una auditoria de estados financieros, iniciada a la compañía Xerox por instancias de las autoridades bursátiles estadounidenses, la cual detectó que la empresa contabilizó equivocadamente el total de sus ingresos entre los años 1997 y 2001, en una cifra que ascendió a los 6.000 millones de dólares. 

A su vez, la compañía telefónica WorldCom, reconoció un fraude de 3.800 millones de dólares al contabilizar unos gastos operativos como gastos de capital durante el año 2001. 

Asimismo, vale la pena destacar el caso de Parmalat, en el cual los auditores pertenecientes a la firma Grant Thornton, fueron acusados de un comportamiento ilícito en el ejercicio de la actividad profesional, ya que ayudaron al grupo lácteo italiano a modificar el sistema utilizado hasta entonces para ocultar pérdidas y sustracciones, constituyendo una filial con sede en las Islas Caimán, la Bonlat, a quien auditaban, y hacia la cual se desviaron 500 millones de euros.

Al mismo tiempo, la firma Deloitte & Touche fue la responsable de la contabilidad del grupo en Italia, entrelazando un complejo entramado financiero destinado a ocultar las pérdidas y constituir sociedades en paraísos fiscales, en lugar de revelar las irregularidades presentadas en los balances.

De todo esto se desprende que los acontecimientos acaecidos en dichas empresas, así como las consecuencias del escándalo provocado por aquellas, pueden ser impensables, ya que van desde el abandono de muchos clientes, el encarecimiento de nuevos financiamientos, hasta la pérdida de confianza y credibilidad en la empresa y en sus auditores.

El código de ética del contador público
Durante los años 90, la contabilidad se centró cada vez menos en el principio de prudencia, poniendo en duda la independencia de las firmas auditoras y la responsabilidad de los profesionales de la contabilidad, quienes perdieron credibilidad. 

En este contexto, vuelve la exigibilidad de la ética, tanto en las organizaciones empresariales, como en las firmas auditoras, ya que deben tener como principal activo la confianza; encontrándose ésta seriamente menoscabada.

Frente a los escándalos financieros, la profesión ha sido profundamente afectada en su esencia misma la credibilidad, siendo el desafió actual lograr recatar esa transparencia y obtener la confianza de los grupos de interés en la actividad empresarial.
A partir de estos hechos se ha observado que al Contador Público le incumben grandes y diversas responsabilidades para con sus clientes, la sociedad, demás miembros de su profesión y para consigo mismo, si desatiende cualquiera de éstas, o se da lugar a que alguna se deforme o se desproporcione en relación con las demás. El contador público está fallando con el debido cumplimiento de sus deberes profesionales. 

Estas son las razones por las cuales es de gran importancia el papel que desempeña un Contador Público dentro de una organización, además de la responsabilidad que tiene el mismo ante la revelación de información actual y significativa que permita evaluar, dirigir a las empresas, detectar la existencia de posibles anomalías dentro de su contabilidad, así como valorar su posición financiera, su evolución y cambios. 

Lo que conlleva a un sistema actualizado de información periódica que genere información en forma eficiente, accesible, comprensible y que refleje apropiadamente los riesgos y beneficios que soporta la situación de la empresa.

Por ello se hace necesario que los contadores sean realmente independientes y, en particular, deben eliminar la posibilidad de un conflicto entre aumentar sus propias remuneraciones a cuenta de la protección del público inversionista, ya que su fidelidad a la causa de información clara, completa y entendible debe ser inclaudicable. 
En tal sentido, todos estos elementos constituyen la conducta ética que debe formar parte de la actuación de todo profesional de la contaduría pública, establecidos en códigos de ética que sirven de guía moral y conceptual para dichos profesionales. 

Por su concepción la contaduría pública constituye una profesión que posee un rico acervo de conocimientos al mismo tiempo que logra un reconocimiento general dado a su responsabilidad de servir y contar con la confianza del público guiada por diversas normas de admisión, por lo tanto, la falta de ética por parte de un contador puede originar una aptitud negativa del público hacia estos profesionales. 

En consecuencia, se han diseñado códigos de ética que contengan las directrices prácticas que permitan a sus integrantes mantener una actitud profesional, además de garantizar a los clientes y el público en general que se mantendrán y cumplirán normas rigurosas. 

Atendiendo a estas consideraciones, el Código de Ética Venezolano, emitido por la Federación de Colegios de Contadores Públicos de Venezuela (FCCPV, 1996), tiene el propósito de enunciar los principios que deben guiar, tanto la actitud como la conducta del profesional, para el logro de elevados fines morales, científicos y técnicos, dando al cuerpo profesional un conjunto de normas éticas, para evitar comprometer el honor y probidad del profesional, además de la imagen de la profesión.

A su vez, Código de Ética de la Federación Internacional de Contadores Públicos (IFAC, 2004) se ha propuesto el objetivo de guiar al profesional contable por medio de estándares basados en un código de ética, formado por un conjunto de reglas o guías de conducta, que aseguren la credibilidad, profesionalismo, al igual que la calidad de los servicios del auditor, haciendo énfasis en principios fundamentales como: la integridad, objetividad, competencia profesional, confidencialidad y estándares técnicos que permitan tanto prevenir como detectar fraudes, errores o actos ilegales cometidos por sus clientes.

Se evidencia que en los lineamientos establecidos en el (IFAC, 2004), en cuanto a la actuación profesional de los contadores públicos, se resalta la importancia de la aplicación de un código de ética que satisfaga las necesidades de los usuarios y complemente las responsabilidades de los profesionales en la práctica contable. 
Por tal razón, el auditor por supletoriedad, recurre al código de ética de la IFAC, ya que complementa todos aquellos vacíos existentes en el Código de Ética Venezolano, garantizando así la credibilidad, además, la confiabilidad en su trabajo y en su opinión no sólo a nivel nacional sino también a nivel internacional. 

En tal sentido, en la práctica profesional es esencial que se tomen en cuenta ciertos estándares de conducta para ejercer la profesión, ya que el comportamiento del auditor debe ser intachable en el ejercicio profesional y el mismo no debe tener intereses ajenos a los profesionales, ni estar sujeto a influencias susceptibles de comprometer, tanto la solución objetiva de los asuntos que le son sometidos, como la libertad de expresar su opinión profesional. 

Asimismo, debe ser honesto y sincero tanto en la realización de su trabajo como en la emisión de su informe, manteniendo una actitud imparcial en todas sus funciones, sin ningún tipo de influencia o perjuicio de criterios. 
En relación a la competencia profesional requerida, el Código de Ética Venezolano establece que el contador público debe poseer una cultura amplia, es por eso que deberá actualizar constantemente los conocimientos necesarios para su actuación profesional, para así poseer la capacidad y la destreza necesaria para realizarlos tanto eficaz como satisfactoriamente. 

Además debe aceptar respetar, al igual que considerar ante sus colegas y el gremio en general indistintamente, la posición política, religión, raza, sexo, nacionalidad, situación económica o cualquier otra situación de discriminación que obstaculice el libre ejercicio de la profesión entre colegas o contratantes.

Asimismo, el auditor debe considerar sus responsabilidades tanto éticas como profesionales ante terceros y; de acuerdo a la legislación vigente en el país en que se desempeñe, la posibilidad de denunciar las irregularidades descubiertas ante las autoridades competentes. 

Esto, respetando el principio de confidencialidad, y considerando siempre la búsqueda de asesoría legal y consulta tanto de las leyes como las normas vigentes en el país en el cual ejerce sus funciones, de manera que pueda salvaguardar la confiabilidad de sus dictámenes, su objetividad, integridad y la ética tan importante en su actuación profesional.

Ambos códigos señalan que el contador debe mantener una constante independencia de acción además de criterio, guardando el más estricto secreto profesional, asimismo se debe esforzar constantemente por elevar su capacidad técnica, exaltando así la dignidad, el prestigio y el honor de la profesión. 

Aunque si el profesional contador es deshonesto y desmerita la profesión con conductas inapropiadas, dichos códigos no servirían de nada; en este caso particular se debe entonces revisar el entorno educativo en el cual se está desarrollando este tipo de “profesionales” para analizar un cambio social. 

Sin embargo, se observa que la FCCPV (1996) no estableció en el Código de Ética Venezolano aquellas situaciones que puedan ser causales de conflictos éticos, bien sea entre colegas, o entre contadores y clientes, mientras que, si nos remitimos al código de ética internacional, acusa una serie de conflictos que se pueden presentar y las posibles soluciones a aplicar, en tanto que en el de Venezuela no especifica nada.

Consideraciones finales
De lo antes expuesto se evidencia que el Contador Público reconoce una responsabilidad ante el público, el cliente y sus colegas, ya que es de esperarse que un profesional se comporte a un nivel superior que otros miembros de la sociedad, debido a la necesidad de confianza pública en localidad del servicio que presta una profesión, sin importar la persona que los presta, 

Es decir, el contador público tiene un papel especialmente importante en la sociedad, ya que a través de la fe pública que se le otorga; los inversionistas, acreedores, empleadores, el gobierno y colegas, confían en él para tener una sólida información financiera, así como un consejo competente acerca de una variedad de materias en negocios e impuestos. 

Por tanto, una actitud o comportamiento del contador al proporcionar tales servicios, tiene un impacto en el bienestar económico de su comunidad y país, siendo un principio básico de la ética profesional del Contador Público la responsabilidad que debe tener éste ante las empresas y la sociedad, dando garantía de la información financiera en cuanto a:
  1.  Precisión.
  2.  Neutralidad.
  3.  Comparabilidad.
  4. Claridad y transparencia.
  5.  Cumplimiento con el derecho interno.
  6. La función de auditoría interna.
Se espera de un Contador Público que presente información financiera en forma completa, honesta y profesional, de tal modo que sea comprendida en su contexto. La información financiera y no financiera debe mantenerse de manera que describa claramente la verdadera naturaleza de las transacciones, activos o pasivos del negocio, que clasifique y registre las partidas en una forma apropiada y oportuna, por lo que deben hacer todo lo que esté dentro de sus posibilidades para asegurarse que así sea.

Por tales motivos, deben estar capacitados para desarrollar sus habilidades de perspicacia y escepticismo profesional, ya que los errores e irregularidades cometidos por los miembros de una organización, generalmente, no son fáciles de descubrir, sobre todo en aquellos casos en los que la administración carece de planificación, organización, dirección y control suficiente sobre cada una de las actividades realizadas.

En este sentido, cabe destacar que la responsabilidad del profesional de la contaduría pública es la de evaluar los riesgos y detectar en una auditoria de estados financieros los errores e irregularidades cometidos por los integrantes de una organización; atendiendo a reglas de carácter internacional que, por carácter de supletoriedad, rigen los procesos de auditoría realizados en Venezuela.

Atendiendo a estas consideraciones, es deber obligatorio para el contador público evitar incurrir en faltas, por tal razón este debe tener mucho cuidado al elaborar una auditoria y no debe dar aprobación con su firma y numeración de colegiatura a informes que no estén elaborados bajo su respaldo o supervisión, o que aún estos no hayan sido terminados o redactados. 

Además, debe aplicar un conjunto de principios básicos para la realización de una auditoria de estados financieros, y guardar discreción de la información recolectada con el propósito de demostrar que es profesionalmente confiable y responsable de todos los casos que estén bajo su tutela.

Sin embargo, tal como lo establecen las normas profesionales establecidas para el ejercicio de sus funciones, si el auditor cumple fielmente tanto con los principios y las normas venezolanas e internacionales, así como con las normas éticas propias de su profesión, no se le designaría como responsable de los hechos o circunstancias que dieran lugar a errores significativos dentro de los estados financieros, sino a la organización. 

Pero es responsable de cumplir a cabalidad con las normas y principios establecidos para su actuación profesional, así como de detectar cualquier anomalía en los estados financieros al aplicar dichos procedimientos, ya que es la aplicación de los mismos la que le permite velar por el cumplimiento de sus obligaciones éticas, legales y profesionales.


Referencias bibliográficas
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Otros documentos
Código de Ética Venezolano (1996).
Código de ética emitido por la Federación Internacional de Contadores Públicos (IFAC) (2004). 
Declaración de las normas de auditoría Nº0 de La Federación de Colegios de Contadores Públicos (1992).
Ley del Ejercicio de la Contaduría Pública (1975).
Declaraciones sobre normas de auditoría (SAS) emitidas por el Instituto Americano de Contadores Públicos Certificados (AICPA) (1977).
Normas Internacionales de auditoría emitidos por la Federación Internacional de Contadores Públicos (IFAC) (2001). México, D.F. Editorial del Instituto Mexicano de Contadores Públicos.
Reforma de Normas Relativas a las auditorías Externas (2003).